Cuando parece que nos ponemos serios, irrumpen la ironía y el humor.

Después de guardarlo todo y salir de la cueva, nos ponemos serios.

G. S.: -Primero nos ponemos serios y pensamos qué queremos contar, con responsabilidad.

Y después de hablar de cosas sin importancia nos ponemos serios.

O nos ponemos serios en este tema o no vamos a poder aspirar a ser un país desarrollado.

No nos ponemos serios ni estrictos.

Enseguida volvemos y nos ponemos serios.

Pero al final nos ponemos serios.

Pasa que no nos ponemos serios.

Entonces nos ponemos serios.

Así que, si nos ponemos serios, el cambio de nombre puede verse más como una forma de darles las gracias a los franceses.

Y después de las risas y después de superar la fugaz paranoia de que Milton se está mofando de mí, nos ponemos serios un momento.

-Entonces¿por qué no nos ponemos serios y sacamos a David de su Academia?

-Miabuela se vuelve, y todos nos ponemos serios y tiesos, como buenos chicos.

-Sí-ledigo, y nos ponemos serios.