Mientras conversábamos, yo aventaba vistazos esporádicos para checar los movimientos del comando rastafarian.
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Pelo a lo rasta, pero no rastafarian.
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Me precipité hacia la esquina donde la había dejado y la vi conversando con un rastafarian, asustada, supuse.
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Pasamos junto al rastafarian.
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Los huéspedes, que seguían ignorando la tragedia del perro, gozaban del mismo sol que caía sobre el rastafarian con una intensidad criminal mientras cavaba.
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Coincidimos en que pasar la penúltima noche del siglo brincoteando con esa horda de rastafarians era un plan bastante malo.
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También se permite a toda persona cultivar no más de cinco plantas y los rastafarians pueden fumar ganja con fines sacramentales.