Durante algún tiempo quizás consigas convencerla de que eres un superclase.
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Ya no tenemos esos superclase que marcaron diferencia.
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Rubio, de ojos claros, rostro atractivo... Un superclase.
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Amigo de sus amigos, extrovertido, qué te puedo decir de uno de mis mejores amigos… Un superclase.
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Amapola era una superclase, Susana una niña bien engolfada de mirada sucia y labios cuarteados de perversión.
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La manceba superclase era la "taiú".
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La diferencia es que en el de nuestra era de tecno-imperialismo su superclase nos domina de una forma más eficiente.
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Otro modo de interpretar las generalizaciones es observar los conjuntos de objetos que pertenecen a las clases; las subclases constituyen subconjuntos de la superclase.
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En otros términos: cada miembro de las subclases forma parte también de la superclase ("cada hombre es una persona, cada mujer es una persona").
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Una tía que estaba muy buena y muy delgada, de pocas tetas, la describieron, aunque eso no importaba porque seguía estando buenísima, una superclase...
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No necesitó utilizar la fuerza, como otras superclases de la Historia.
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Esta propiedad afirma que las subclases heredan todas las propiedades definidas por las superclases.
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Nada de exhibir demasiado el físico porque la Superclase ya no está en edad para hacerlo.
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Finalmente, en el vértice superior, está la Superclase.
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El público que aguarda fuera de un teatro abarrotado, esperando a que la Superclase entre y salga.
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Hasta el combatiente talibán más sencillo sabe eso, dijo David Rothkopf, consultor en energía y autor de Superclase.