Significats de aspaviento en espanyol

Que asuman el proceso con sinceridad; aquí no comemos cuento, queremos paz.

Aquí ya no podemos hablar de un posible modelo antiguo del cuento.

Gabriela Cabezón Cámara nos acerca un cuento escrito especialmente para esta sección.

Además, cuento con la educación política necesaria para poder superar situaciones complicadas.

Allí comienza este cuento cuyo concepto es la discriminación y sus consecuencias.

Claro que algunos de nosotros hacemos lo que debemos sin tanta alharaca.

En cuanto a su recepción, no nos pareció conveniente hacer demasiada alharaca.

Sin embargo, no hago ninguna alharaca de mis dones para el marketing.

Rikki-Tikki encontró divertida tanta alharaca que, por supuesto, no acertaba a comprender.

Cuando lo leí no entendía cuál era la alharaca con ese libro.

Él recuerda el último aguaje, ocurrido hace poco más de dos semanas.

Él recuerda que la madrugada anterior al aguaje hubo un fuerte temblor.

En el último aguaje, hace dos semanas, varios sectores se inundaron.

Además, desde mañana hasta el martes se inicia un nuevo periodo de aguaje.

Uno de los puntos afectados por el aguaje es el suburbio.

Por aquí en los ribazos se encuentra la pamplina y la achicoria.

Stephen se colocó la pamplina en el primer ojal de la camisa.

Nada de reproductores DVD, Blu-ray o cualquier otra pamplina por el estilo.

Arrojó un puñado de pamplina en una cesta que ya estaba repleta.

Es... es como esa pamplina de tener que perdonar setenta veces siete.

Sin embargo, comió; con algún melindre, es verdad; pero al fin comió.

Tampoco se resentía el melindre Guadiana de los regantes y pantanos.

La Jondrette, halagada por el cumplido, exclamó con un melindre de fiera acariciada:

Feliche advirtió con lástima el pintado melindre de aquel rostro aviejado:

Julita, escudada en su salvoconducto de víctima, respondió con un melindre:

Tiene que decir eso para que la pamema no se le desplome.

La pamema de encenderse un cigarro mientras follaban les hacía mucha risa.

Habéis sido muy generosa en todo -dijoTeresa, continuando con la pamema.

Con tal de no llamar la atención eres capaz de inventar cualquier pamema.

Rice sabía que la pamema era un farol machista para ocultar su miedo.

No te quedes ahí mirándome como una pasmarota y deja de moverte.

Al abrirla no pude contener mi pasmo, sin ser por ello una pasmarota.

Pero se limitó a quedarse allí plantada, como una pasmarota.

La "ex pastora" resulta siempre pasmarota.

Tenía que haber sabido que una jodida pasmarota no iba a servirme de nada cuando hay que jugarse los cuartos de verdad.

Hay que tomar la profesión a conciencia, y lo demás es patarata.

Pues, como te digo, Jumble es demasiado inteligente para que se crea semejante patarata.

Cerrar la Aduana de Buenos Aires y que solo funcione una en Montevideo es una patarata.

Pues a eso vamos, que lo otro... patarata.

Porque el resto... patarata.

Solo esperaban la caza, el espaviento, el salto hacia su presa.

Pasó casi una hora antes de que el teniente Ferrando apareciese por allí, y al verle no hizo ningún espaviento.

Rosa hace un espaviento con la mano como si su hija estuviera loca, e ignora a qué viene todo esto.

No se trata de espavientos infundados por la humana tendencia al pesimismo.

Abriéndose paso en ella y prosiguiendo en sus espavientos, Anikuska alcanzó la trinchera.

Nadie hubiera sorprendido en Jack Aubrey el menor atisbo de hazañería, excepto, quizás, en ese caso, que era especial.

Breve fulgurante historia de amor y de muerte, la límpida hazañería del Cometa de Langenau no nos es narrada "desde afuera".

Entre nosotros no se gastan hazañerías ni mucho menos se usan celos.

Qque más pareces hijo de algún español que no mío, que luego te dejas vencer de hazañerías españolas.

¡Qué brava hazañería hace aquel otro de ministro!

Pero ni un esparajismo tuvo la parturienta, demasiadas veces había dictaminado que las solteras que paren no tienen derecho a quejarse.

La jueza, muy amiga de esparajismos, llegaba a llamarle "manitas de plata".

Hernández Bermúdez extremaba sus esparajismos nerviosos cada vez que Morrell le interrumpía y éste bizqueaba más que de costumbre cuando su contrincante le replicaba.

Advertía yo que sus primeros esparajismos los dedicaban a mi hermano, que estaba mozo y guapo, de verdad, con los ojos bailándole de puro listo.