Alcé la vista y allí seguía aquel adonis delante de mis narices.

Y no es que pudiera decirse que Tobías Barrow fuera un adonis.

Madre del amor hermoso lo que haría yo con un adonis así.

A mí me traía al fresco, yo tampoco soy ningún adonis.

Todas la mujeres lo consideran un adonis; pero vosotros los hombre

Ante aquellos dos adonis desconcertados, Serena abrió los brazos y preguntó:

Quimo no era un adonis pero tenía un gran atractivo personal.

Nadie, absolutamente nadie, me parecía tenuemente dotado de hermosura comparándolo con mi adonis.

Aquí donde me ve, yo a la edad de usted era un adonis.

El propietario de aquella cartera no era lo que se dice un adonis.

El desconocido era un adonis perfecto, una estatua moldeada según los cánones clásicos.

No porque yo sea un adonis, un regalo de la naturaleza.

Y Cullen, el adonis semidesnudo, dejó que su alivio trasluciera breve pero intensamente.

El hombretón rubio, completamente en cueros, desde luego era un adonis.

No es que él fuera un adonis, pero era muy expansivo y locuaz.

Me tumbé dejándome hacer y entonces mis ojos se detuvieron en aquel adonis.