El término alemanda (proviene del francés allemande) se utiliza para denominar cierta danza alemana barroca (siglo XVIII) de compás cuaternario o binario y simple, así como para denominar un elemento estándar de la suite, normalmente el primero o segundo movimiento.
Picavet, F., La Mettrie el la critique allemande, París, 1889.
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Lo de Allemande me hizo daño, pero abandonar a Martin me destrozaría.
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Cierta vez conocí a una chica que se llamaba Allemande.
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Sí, abandoné a Allemande, pero ya no poseo la fuerza de carácter para abandonar a mi aprendiz.
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En cualquier caso, una cosa es segura: si me hubiera casado con Allemande, no le habría pegado.
Uso de alemanda en español
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Me reía porque las flores de alemanda eran de un amarillo intenso.
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Había cogido la alemanda de entre sus dedos y la estaba observando.
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Entonces los compases de una alemanda que tocaba la orquesta llegaron hasta nosotros.
4
Bailaron Pilar y Daniel una dulce y ordenada alemanda, sin dejar de mirarse a los ojos.
5
Los arbustos de alemanda que bordeaban el jardín estaban en plena floración, descubriendo las flores amarillas cilíndricas.
6
La noche está llena de bailes, siluetas, ritmos, estados de ánimo: gavota, alemanda, courante, una atrevida zarabanda.
7
Por fin, para soltar los dedos, atacó primero una alemanda, luego una courante y finalmente una severa zarabanda.
8
La delegación alemanda de Ludwigsburg fue recibida por el alcalde de Ambato Javier Altamirano en el Hotel Ambato, ayer.
9
El espacio se llenó con las primeras notas del branle, al que siguieron gallarda, chacona, alemanda, pavana y minueto español.
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El organillero asintió y desplazó el rodillo, pero de pronto alzó la cabeza para decir: Una alemanda no, mejor un vals.
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Quise explicarle lo que había soñado: que un hombre me perseguía por un sendero pedregoso cubierto de pétalos de alemanda chafados.
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La primera pieza fue una alemanda, una especie de pavana pesada y grave en la que los bailarines se paseaban por parejas.
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Cuando reconoció una sombrilla verde flotando entre la muchedumbre, Hans se volvió hacia el viejo y le pidió que tocara una alemanda.
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Arranqué unas cuantas flores amarillas de alemanda que todavía estaban mojadas y las deslicé por mis dedos como había visto hacer a Chima.
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Flautas y tambores tocaban una música estridente para los risueños bailarines que, formando cuatro filas, danzaban lo que parecía parte giga y parte alemanda.
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Cuando terminó la gavota, Carlos II pidió una alemanda -enla cual podían participar muchas parejas- , ycuandoel salón comenzó a poblarse de parejas.