We are using cookies This website uses cookies in order to offer you the most relevant information. By browsing this website, you accept these cookies.
Sin embargo, el vagabundo continúa sin responder y sigue a lo suyo.
2
Apuro el paso; ya no tengo ritmo de vagabundo, sino de fugitivo.
3
No obstante, sigue vivo y se ha quedado con un gato vagabundo.
4
Mi compañero está tomando declaración al vagabundo y a otros testigos; ratatatá.
5
Tampoco vagabundo, pues la palabra pertenecía a la época de su abuela.
1
Le estaba diciendo: usted y su amigo el atorrante, son buenas personas.
2
En las inmundas callejuelas, en el conventillo atorrante, nadie le había respondido.
3
Era un atorrante divertido que nos llenó de alegría, dijo el periodista.
4
En cambio Eustaquio, de haber seguido sus impulsos, hubiera sido atorrante.
5
Dicen que usted es un atorrante que se las da de investigador privado.
1
No te acabo de decí que lo linyera eran como lo pájaro?
2
Entre los pastos que ondulaban alcancé a ver un linyera que cruzaba campo.
3
La canción del linyera, de Antonio Tormo, fue su tema elegido.
4
Un linyera vino en su nombre a pedirnos las raciones que le dábamos.
5
Sin dejar nunca de mirarme, el linyera levantó los brazos como un clavadista.
1
Éramos un croto de cada país, parecíamos la liga de las naciones.
2
Pero evidentemente ella estaba dispuesta a mortificarlo con ese atuendo de croto.
3
Y sabía todo cuanto se necesitaba para ser un croto de ley.
4
Llegaba a la tranquera cuando me alcanzó otro croto que changueaba allí.
5
Entonces crucé a ver qué le pasaba y el croto me madrugó.
Usage of bichicome in español
1
Con las dos manos el bichicome tiraba para un lado, y la valija tiraba para el otro.
2
No recordaba para sí, para nadie, ni para un imposible bichicome que vagara o durmiera en la playa cercana.
3
Detrás del edificio de la aduana, un bichicome recoge un tizón de leña que ha usado para calentar el agua del mate.
4
Le dije que era una valija casi tan alta como el bichicome y tan pesada que, cada pocos metros, tenía que sentarse a tomar aliento.
5
Se llamaba Beatriz, le decían Bichi, yo la llamaba -talvez todavía--Bichicome.
6
Bichicome tenía un tío millonario que vivía en un yate y navegaba entonces por aguas de Canadá.
7
Pero ningún sentimiento de nostalgia me impedía mirar a mi Bichicome y pensar melancólico que cuando ella tuviera quince años yo sería irremediablemente viejo.