Luego se giró hacia Lamella, como para hacerle una pregunta:
2
Extendió una mano y aferró el brazo de Lamella.
3
Lamella, mortificado frente a las dos monjas, se ensombreció.
4
En aquella postura, varias veces, el profesor Carmelo Sabato, escuchando las palabras de Lamella, había gemido:
5
El profesor Lamella bebía cerveza: no quería morirse.
6
Y Lamella, cada vez más enfurecido:
7
Mientras hablaba, Lamella no podía estar parado ni un momento: se retorcía completamente, se acurrucaba, se estiraba, daba patadas y puñetazos al aire.