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Pero el territorio del T-rex está completamente rodeado por zanjas y cercas.
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Un pájaro trinó: la cabeza de T-rex se alzó como un resorte, alerta, vigilante.
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Parecías una manada de T-rex subiendo por la ladera.
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Toda la manada huyó en estampida, pero el joven se separó y el T-rex lo derribó.
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Ése es el T-rex, sin duda.
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Trasladado al género de los dinosaurios, un ejemplar de esta especie pesaría siete veces más que el T-rex.
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Los dos Cruceros de Tierra estaban detenidos en la cima de la colina, aguardando a que apareciera el T-rex.
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Ése es nuestro T-rex joven.
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También podemos encontrar un vaso avisador de T-rex, ya saben, de esos que empieza a vibrar el líquido cuando se acerca uno.
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Al mirar hacia atrás, Grant vio al T-rex joven en la orilla, agachado sobre el saurópodo muerto, reclamando la presa como suya.
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Seguro que os imagináis la mítica escena de la primera película del T-rex acercándose en una noche lluviosa al coche donde están los niños encerrados...
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T-Rex había dado media vuelta y tenía la vista fija en Umber.
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T-Rex soltó la rama y embistió como un tren de carga, gritando.
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Al menos había una foto de T-Rex en su indumentaria de lucha.
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Meggan miró a T-Rex y se acercó con cautela a la jaula.
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Por suerte el gran dinosaurio T-Rex y sus hombres acudieron al rescate.