Ya veía, pero seguía sin saber cómo iba a encontrar la cámara fúnebre.

Al estudiar la estancia, tuvo la clara sensación de encontrarse en una cámara fúnebre.

En el lado norte de la cámara fúnebre vio un carro de guerra desmontado.

Lo suyo era que Ernie la acompañase hasta la puerta de mi cámara fúnebre.

Diez figuras silenciosas y herméticas, ascéticamente sentadas a la puerta de la cámara fúnebre.

Penetra en la cámara fúnebre, en donde solo hay un ataúd y unas flores.

Ahora, se sintió más sola que nunca, en el silencio mortal de la cámara fúnebre.

Seguro que había sido toda una sorpresa encontrar la cámara fúnebre donde yacían los Guerreros Fantasmas.

Entonces Iancu alzó su farol y lo introdujo entre los barrotes para alumbrar la cámara fúnebre.

Era un pasaje angosto y sin salida, una cámara fúnebre donde había más ataúdes pequeños, de niños.

El retorno de la Beba y su introducción en la cámara fúnebre habían trascendido al otro cuarto.

Ambos caballeros, como directores de la exploración, fueron los que, por codiciada preferencia, abrieron la cámara fúnebre.

Los acordes resonaron en la cámara fúnebre y, poco a poco, en el melancólico corazón del monarca.

Se encararon a la cámara fúnebre.

Sendos braseros de incienso de copal ardían con llama azulenca en los cuatro rincones de la cámara fúnebre.

Máster-uno sale de la cámara fúnebre.