Nathaniel observó complacido que tenía los dedos enlazados con los de Lavinia.

Roces de piel, dedos enlazados o susurros para espantar a las pesadillas.

Morgana quedó en silencio, con los dedos enlazados a los de Cuervo.

Egwene, sentada detrás y con los dedos enlazados ante sí, apenas intervenía.

Su expresión era tranquila y tenía los dedos enlazados pulcramente sobre la rodilla.

Ilan se inclinó hacia delante con los ojos radiantes y los dedos enlazados.

La respiración entrecortada, los dedos enlazados a los desordenados cabellos, exclamó:

Abrió los dedos enlazados y volvió a cerrarlos, como si rezara.

El hombre daba golpecitos con los pulgares sobre sus dedos enlazados.

Ahora colocad las manos detrás de la cabeza, con los dedos enlazados, despacito.

Anhelo percibir su olor, y sentir sus delicados dedos enlazados con los míos.

Él miró nuestros dedos enlazados con una seriedad que me hizo comprender mi error.

Sus dedos enlazados tenían un no sé qué de electricidad.

Permanecían allí, sentados, hombro contra hombro, con los dedos enlazados.

Colocó las manos en la cabeza, los dedos enlazados contra su cuero cabelludo empapado.

Ella clavó la vista en sus dedos enlazados sobre la mesa y, luego, los abrió.