Fue un hombre humilde que había aceptado la dignidad episcopal a regañadientes.

Para recibir a Antonio debía revestirse con los atributos de su dignidad episcopal.

Gonzalo parece haberse olvidado de su diócesis, de su dignidad episcopal.

Arrio fue un sacerdote de Alejandría, despechado por no haber alcanzado la dignidad episcopal.

Prisciliano había recuperado tanto su aliento como su dignidad episcopal.

No se apeó de su dignidad episcopal, pero gruñó:

Sin embargo, encontró la forma de que se le propusiera asumir la dignidad episcopal por aclamación popular.

Aún hoy existen grandes diócesis en las que, junto al obispo, otros sacerdotes poseen la dignidad episcopal.

El Papa Pablo VI, lo elevó a la dignidad episcopal, con sede en la Archidiócesis de Chieti.

Del rey Chilperico se dice que bajo su reinado fueron pocos los clérigos que alcanzaron la dignidad episcopal.

Pero en cualquiera de esos casos, Haquin no habría podido reintegrarse a la comunidad investido de la dignidad episcopal.

Por fin la niña Queta Alvarado se levanta y con dignidad episcopal se dirige al cuarto de la pecadora.

Este hombre difamado públicamente fue el que consiguió, sin estar tan siquiera investido de la dignidad episcopal, hacerse elegir patriarca.

La obispa Antonia, una mujer robusta de una edad respetable, llevaba su dignidad episcopal con moderada autoridad y una expresión benévola.

Y si ya la dignidad episcopal está por encima de la real, la dignidad papal se alza como una torre impar.

Como si se tratara de conciliar el insulto con la dignidad episcopal, en el Languedoc la piedad católica siguió siendo fuerte.