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Las señas que venían al margen eran éstas: Baja estatura, pelicano, con peluca rubia.
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De las aves le da ahora miedo el pelicano, seguramente también por su tamaño.
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El pelicano Jefe del Consejo dijo con blanda voz:
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Borrachín, barbudo, pelicano, tenía el tartajo de cascarrabias que los añejos chascarrillos atribuyen a San Pedro.
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Atón negó tan vehementemente con la cabeza que sus mejillas cayeron como las alas de un pelicano.
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Ahora digo, señores, que es nada cuanto habéis visto; ciegue el basilisco, retírese la fénix, enmudezca el pelicano.
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El relaciones públicas de la librería, un tipo alto, delgado y pelicano, se restregaba las manos con codicia infinita.
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Más que pelicano, pico.
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Es un pelicano, que se desgarra el pecho con el pico para alimentar a sus crías con su propia sangre.
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Y es divertido imaginar los ojos de la rana saliéndose de sus órbitas a la vista del pelicano o del pingüino.
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Pero sin prestar ninguna atención a lo que sucedía a su alrededor, el extranjero miraba siempre ante sí, con su cabeza de pelicano.
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Yo confieso que hay basilisco, yo creo el unicornio, yo celebro la fénix; yo paso por todo, pero el pelicano no le puedo tragar.
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Calumnia y mentira no pueden nada contra la autentica naturaleza del Pelicano.
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Ahora, gracias al Pelicano, adquiere una completa autonomía en el interior del templo.
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Algunos pelicanos navegaban sobre él, pequeños en la extensión del cielo.
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El artilugio mágico reaccionaba ante los gatos pelicanos, pero no con los gremlins.