En un quiosco compré una revista de historietas y busqué mi tren.

Ahora tenía en la mano, enrollada, la revista de historietas del mediodía.

Llevaba en la mano la revista de historietas, mojada y hecha pedazos.

Aún estaba meditando su respuesta, cuando habló la revista de historietas:

Una de ellas tenía una revista de historietas en la mano.

Leía una revista de historietas cómicas desechada hacía mucho tiempo y muy abarquillada.

Posó sus ojos pardos en la revista de historietas abierta sobre la cama:

Rosa estaba leyendo su revista de historietas con mucha atención.

Extendió sobre la mesa de navegación su revista de historietas:

Así que si se trata de una revista de historietas, ¡podemos hacer cualquier cosa!

Esperaba tranquilo, leyendo una revista de historietas, espiando de costado los logros del súper-D.

Me moría por contarle acerca de la revista de historietas.

Le arrebaté la revista de historietas a Wilson Clark y alisé su cubierta de plástico.

Esta revista de historietas vale diez veces lo que vale el Cisne Plateado Número Uno.

Ni siquiera puedo tener una revista de historietas aquí.

Afortunadamente, la chica que iba sentada frente a mí estaba leyendo una revista de historietas.