Sin embargo, el amor es un gato salvaje que tiene siete vidas.

Se trataba de una especie de enorme gato salvaje de piel moteada.

El gato salvaje saltó sobre la serpiente y la partió en dos.

Se escuchó el maullido fúnebre de un gato salvaje en la lejanía.

De pronto Harriet lo miró fijamente, con fiereza, como un gato salvaje.

Y si me cogéis un gato salvaje puedo haceros unas empanadillas deliciosas.

Luchó como un gato salvaje, chillando y gritando a voz en cuello.

No creía que hubiera ningún gato salvaje que acabara de tener gatitos.

Un gato salvaje me salta encima desde el tejado de la verja.

Despedía un olor almizclado y feroz, como el de un gato salvaje.

Eran de color ámbar, casi amarillos, como los de un gato salvaje.

No se trataba de un gato salvaje, sino de uno de nuestros mininos.

Nada más que un bendito gato salvaje en celo, por supuesto.

Ciertamente que no sois ya joven, pero podéis competir con un gato salvaje.

Es decir, sus cerebros todavía están programados para pensar como un gato salvaje.

A pesar de su aparente debilidad, corría como un gato salvaje.