En definitiva, eran creaciones como para aborrecer el trabajo, obras maestras acumuladas hasta hacer odiar las artes y matar el entusiasmo.

Lo hubiera logrado, acaso, si la brutalidad del amo y la excesiva falta de recursos no me hubieran hecho aborrecer el trabajo.

Empezó a aborrecer el trabajo y los días enteros se pasaba pensando en una bella dama que había conocido en la ciudad.

No fue este el caso de Rappoport, quien, pese a aborrecer el trabajo, era uno de esos temperamentos sanguíneos que no soportan la inactividad.

Aborrecía el trabajo que antiguamente tanto le gustaba y nadie podía recriminárselo.

Aborrecía el trabajo, por el que sentía una terrible e inexplicable aversión.

Aborrezco el trabajo, su ambiente mezquino y a los piojosos de mis compañeros.

Los sacerdotes legales aborrecen el trabajo repetitivo y enrevesado que es esencial para la firma.

Pero la Falsa Personalidad aborrece el Trabajo, porque éste con el tiempo terminará por destruirla.

Henry, siempre tan sincero con respecto a sí mismo: " Aborrezco el trabajo" (el psicoanálisis).

Aborrezco el trabajo de oficina, el levantarme por la mañana sabiendo cuáles serán los acontecimientos del día.

Combaten bastante bien contra los Cristianos, ciertamente, pero son demasiado bribones en los negocios y aborrecen el trabajo.

Pappy, que aborrecía los trabajos en el huerto todavía más que yo, arrancaba frijoles blancos con encomiable esfuerzo.

Liza aborrecía los trabajos de jardinería, pero no podía quedarse allí cruzada de brazos mientras Eve lo hacía todo.

Era un pensamiento tranquilizador para un joven inteligente, que aborrecía el trabajo corporal y que no esperaba hacer un buen matrimonio.

Todos lo habéis hecho muy bien, excepto Tim, que aborrece el trabajo, y Cal, que nunca será un buen cosechador de sorgo.