Sin embargo, abrigo la esperanza de que soportará mi presencia unos instantes.
2
Piden a los estudiantes acudir a las escuelas con el abrigo necesario.
3
Al amparo del derecho internacional busqué un abrigo para capear el temporal.
4
La tendencia se repite en Europa, al abrigo de los clubes masculinos.
5
Pero resulta que en estos momentos únicamente tengo a mano este abrigo.
1
El castillo estaba en un lugar absolutamente fuera de todo abrigaño.
2
Pero el sol de media mañana permitía sentarse ante un velador a un abrigaño, y conversar.
3
Pero el zócalo de la elevada construcción broncínea servía de abrigaño a los mendigos y las vendedoras de fruta magullada.
4
El día, absolutamente despejado, con un sol rutilante -implacabley pugnaz en los abrigaños-no presagiaba nada bueno.
5
Unos, sujetando a las cabras por el hocico, inmóviles ante los abrigaños, hacían mamar a los mansos corderos.
Uso de abrigadero em espanhol
1
Por allí ocurrió lo innombrable, en un rincón abrigadero entre las peñas.
2
No quiero que mi casa sea abrigadero de bandidos, ni que nos custodie semejante polilla.
3
Terminó la subida por el lecho del torrente y pudieron descansar en un abrigadero de la montaña.
4
Aquel abrigadero le parecía magnífico.
5
El hombre había desaparecido en un abrigadero de arbolillos, al otro lado de los cuales se veían algunos chamizos.
6
Su sobresalto y un "¡Saaanta Maaadre de Diooos!" bastaron para atraer la atención de los presentes hacia mi abrigadero.
7
Si es posible, mantengámonos con el aparejo hasta que la mar rebaje sus notas o podamos tomar un abrigadero de resguardo.
8
Estribaba principalmente la singularidad del sitio en ser abrigadero perenne de innumerables pericos, circunstancia que le había valido el pintoresco nombre que llevaba.
9
Las paredes casi hasta el techo, estaban como tapizadas de armazones viejos llenos de legajos, cubiertos de polvo colorado, abrigadero de ratones, arañas y moscas.
10
Había algunas calas y abrigaderos seguros, protegidos del viento y de la resaca, donde se podía descansar.
11
A partir de ese punto, viramos para aproar al norte franco y rascar el cabo Cerbere, en permanente inspección de pequeños abrigaderos.
12
¡Hace falta temblar en sus abrigaderos y vadear sus deltas hediondos hasta que se te pudran los pies!