La achaparrada figura de Román Liesowski pareció achaparrarse aún más.

Si le falta tiempo para sus trabajos, ¿cómo, pues, lo gastaría él en achaparrarse, en recargarse de futilidades?

El día del examen, llegó tumbada en el coche puesto que sabía que podía achaparrarse si permanecía demasiado rato sentada.

Los olivos parecían achaparrarse bajo el peso de sus frutos, bruñidas gotas de jade entre las que zumbaban los coros de cigarras.