Los dioses de los amorreos no habían podido proteger a sus adoradores.
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Sí, sí, insistían los amorreos que habían cruzado el campo de batalla.
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No veneréis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis.
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Respetando esa costumbre, egipcios e hicsos hicieron lo mismo que los amorreos.
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No adoren a los dioses de los amorreos, en cuyo territorio habitan'.
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Allí tenía su territorio Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón.
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El término amorreo originariamente designaba grupos específicos de pueblos de Canaán.
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Las palabras del amorreo resonaban de forma extraña en su mirada.
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Asiria formaba parte del imperio acadio y luego del imperio amorreo.
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Yo te entrego a Sijón, rey de Jesbón, el amorreo, con todo su país.
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Siguen sobrepasando colinas, e Ishtar se fija en las primeras mujeres tidnum.
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El tidnum se detiene y se queda de pie, con la mirada perdida.
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Acto seguido, se abre la puerta y el tidnum que la vigilaba entra.
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Soy un tidnum -diceél, sonriente, mientras se acerca a Ishtar-
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Un tidnum de más de dos metros, corpulento y veloz, se dirige hacia su posición.
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Se vio el peligro de la posible unión entre hititas, amorritas y arameos.
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Desde todas partes cayeron ráfagas de tiros mortales sobre los amorritas.
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La victoria sobre los amorritas, en el fondo, resultaba muy positiva.
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Por este motivo daba un buen trato a los vencidos amorritas.
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Así pues, era mejor no suscitar el odio de los amorritas.
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En las ciudades de los amoritas, en Beth-San, Ajalon, Talanec, Urusalim, era reverenciada Astarté.
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Merecen nuestra atención en particular tres de estos grupos, los acadios, los amoritas y los asirios.
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La tierra de los amoritas se encuentra entre Mesopotamia y las tierras mediterráneas del occidente de Asia.
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Admitían la existencia de Quemos, el dios de los amoritas, pero sostenían que estaba subordinado a Yahvé.
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Sin embargo, de momento estaban plenamente ocupados en contener los avances de sus primos amoritas por el sur.
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La mayoría de ellos eran descendientes de la antigua expansión amorrita.
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Imhotep tenía razón: la profecía del amorrita había evitado una catástrofe mucho más grave.
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Te pagaré seis deben y me llevaré cuanto me plazca -concluyóel amorrita mirando a Kadesh.
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Hammurabi derribó un reino amorrita que se había establecido en Asiria al final de la hegemonía de Ur.
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No ignoraba que el amorrita había inspirado las medidas económicas de los años de abundancia, y le estaba agradecido.
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Estamos defendiendo con éxito nuestros intereses territoriales en las tierras de Amurru.
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Canaan, Amurru y Siria del Sur ya no regresarán al regazo hitita.
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Benteshina, el príncipe de Amurru, había apreciado mucho el comportamiento de Acha.
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Supongo que podría haber entregado sus misivas a nuestros espías de Amurru.
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Pero solo fue el principio de la vergonzosa carrera de Aziru de Amurru.
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Debes arrojar al martu carga y regresar a la base.
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Restos perdidos, sus amados restos navegan por las plácidas llanuras del martu oscura carga.
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Pero he decidido salir esta tarde; subiré a la gran roca y desde allí lanzaré al martu regalo.
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Quiero ver cómo surgen del martus orgullosas torres.
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En el martus problemas son nada.
Uso de amorita em espanhol
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Cuando la cortina cayó tras ellos, Egibi ordenó al amorita que los siguiese.
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Era un sodomita, un amorita, un hitita, un sineo, un jivita.
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El velloso amorita miró por encima del hombro, escupió amablemente el bolo de carne y replicó:
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El código de Hammurabi revela también muchos aspectos sobre la estructura de la sociedad amorita de Babilonia.
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El gigante inmóvil era amorita, tan indómito como un animal, y seguramente ignoraba el significado de esas palabras.
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Esta ciudad se mantenía como el centro de un reino amorita, ahora gobernado por un descendiente lejano de Hammurabi.
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Mediante esta política, transformó su pequeño estado amorita en lo que los historiadores describen como el antiguo Imperio babilónico.
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Jacobo se ocupaba personalmente de esas transacciones menores, si bien estaba acompañado de un guardaespaldas amorita porque a veces los deudores intentaban apuñalarlo.
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Los fenicios eran cananeos que hablaban una lengua semítica estrechamente relacionada con el ugarítico, el hebreo, el amorita y otros dialectos semíticos occidentales.
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Al final recurrió a su mariscal de campo, hombre de origen amorita (semita) llamado Ishbi-Irra, para que lo rescatara de las consecuencias de su inanidad.
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El amorita que no conoce el grano... Un pueblo cuya embestida es como el huracán... Un pueblo que nunca ha conocido una ciudad...
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En las ciudades de los amoritas, en Beth-San, Ajalon, Talanec, Urusalim, era reverenciada Astarté.
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Merecen nuestra atención en particular tres de estos grupos, los acadios, los amoritas y los asirios.
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La tierra de los amoritas se encuentra entre Mesopotamia y las tierras mediterráneas del occidente de Asia.
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Admitían la existencia de Quemos, el dios de los amoritas, pero sostenían que estaba subordinado a Yahvé.
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En la década de 1930, los arqueólogos se encontraron con la capital de los amoritas, conocida como Mari.