Islinn, el líder del Clan de la Foca, era un anciano enjuto.

Había un anciano enjuto, rodeado de sacos de arpillera atiborrados de alubias.

Un anciano enjuto y calvo salió de un huerto, a su derecha.

Desde el patio trasero, el guarda, un anciano enjuto, corrió a recibirnos.

Delante de la oficina un anciano enjuto rastrillaba la tierra cuidadosamente.

En una de ellas se sentaba un anciano enjuto y arqueado.

El ermitaño era un anciano enjuto con la cara huesuda surcada de arrugas.

Vall era un anciano enjuto, de aspecto frágil y distinguido.

Se trata de un caballero español, un anciano enjuto de rizos y barbas canosos.

El señor Clothier era un anciano enjuto, de piernas torcidas.

Nunca me había fijado en que aquel anciano enjuto tuviera los pies tan largos.

El conductor era un anciano enjuto y apergaminado que miró a Gabriel al pasar.

Cuando regresó lo hizo en compañía de un anciano enjuto y de mirada esquiva.

Se trataba de un anciano enjuto de barba blanca, cuyas características raciales resultaban inconfundibles.

Era un anciano enjuto, de mejillas violáceas, que a duras penas lograba tenerse en pie.

Había estado hablando con el anciano enjuto al que le gustaba la historia de Estados Unidos.