Acercaos más al Tablero -ordenóa sus comandantes en tono tajante-

-Túy yo tenemos que hablar -dispusoel comandante en tono chulesco.

-Abridla puerta principal unos centímetros -ordenóel comandante en tono férreo.

-Ojalátuviéramos a bordo un contador Geiger -murmuróel comandante en tono reflexivo-.

-En primer lugar, por dinero -enumeró el Comandante en tono pedagógico-.

-Sabemosmuy bien lo que él sabe -ledijo el comandante en tono tranquilizador-.

-Notengo la menor idea-dijo el comandante en tono desamparado-

¡Buenos Aires, Buenos Aires!, repitió el comandante en tono burlón.

-Ustedno tuvo que pasar por eso -dijoel comandante en tono triste y amargado-.

-Vuestrocompañero parece más razonable que vos, satái Del -dijoel comandante en tono burlón-.

-Escomo viajar al pasado -comentael Comandante en tono satisfecho, incluso encantado- ¿Note parece?

-Capellán ,estoes un duro golpe para mí -selamentó el comandante en tono de reproche.

-Vayavaya -murmuróel comandante en tono condescendiente.

-Luegoiré a hacerte una pequeña visita a tus aposentos -añadióla comandante en tono burlesco-.

-Nohay ningún motivo para creer que ahora aminoren la marcha -repusoel comandante en tono desabrido-

-Porfavor cálmese, capitán Gundersen -replicóel comandante en tono conciliador-,nadie piensa en hacerle ningún daño.