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Además, Fernando y Teresa tendrían para su educación al preceptor que necesitamos.
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Desde el 5 de enero del año pasado el preceptor está preso.
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No he creído que corría peligro en compañía de mi antiguo preceptor.
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Hubiérase dicho un antiguo preceptor de buena familia regresado de la emigración.
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Claro que yo era su preceptor, pero en el fondo crecimos juntos.
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Las hijas de mi ayo y consejero me recordaron al verse desvalidas.
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Después se dirigió a quien había sido su ayo y a mí.
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Al anunciarle un ayo la visita de su padre, Desiderio había refunfuñado.
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La sangre se escurre por las manos y la espada del ayo.
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Al recordar a Pimen Timoféich, obedecí a mi ayo, bajándome del caballo.
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Como forma de transporte, sin embargo, el ganso deja mucho que desear.
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Hemos tenido que desfilar a paso de ganso delante de nuestro general.
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Sin embargo, lo exprese como lo exprese, no pienso ayudar al ganso.
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Desde mañana me acercaré cada día un paso más hacia el ganso.
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Siempre en educación no hay límite, hasta que se canse el ganso.
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Unos doce según cuentan, todos bien mullidos, repletos de plumas de ganso.
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Un ganso dentón que fue creciendo hasta convertirse en su propia fantasía.
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Un ganso: máculas en el corazón y el hígado; hernia del diafragma.
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Los graznidos habían cesado y no había ningún ganso a la vista.
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La pluma de ganso corría rápidamente trazando netas y minúsculas letras góticas.
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Se lo prometo, aún no ha cocinado usted su último ganso vegetal.
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En su mesa, el joven escribiente apartó la odiosa pluma de ganso.
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Él arrancó de un mordisco parte de la oscura carne del ganso.
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En la cruz había la imagen de un ganso salvaje en vuelo.
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Tenía un ganso y varios patos en el asiento de su camioneta.
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Como siempre, Millard salió de la experiencia convertido en un ganso nuevo.
