Quizá, como insistía en repetir Llew, Gofannon deseaba que me la quedara.

Cuando hubo terminado, Gofannon le ordenó que trajera la leña junto al horno.

Mientras Gofannon se afanaba con la comida, Llew yacía en tierra, recuperando fuerzas.

Merlín juraba que la había forjado Gofannon en la fragua del otro mundo.

Cuando hubimos comido y bebido hasta la saciedad, Gofannon me dijo:

Gofannon, el cylenchar, y ahora los Cuervos... son como luces que iluminan el camino.

Realmente esta bebida mataría de envidia al mismo Gofannon.

Como si me leyese el pensamiento, Gofannon añadió:

Pertenecía a Gofannon, el Artífice de la Forja.

Ya veo también que estás herido -dijo Gofannon-.

-Caledfwch-medijo Owain-fue forjada en el otro mundo por Gofannon.

Juzgué que la exigencia de Gofannon había sido extremadamente dura, pero consideré prudente abstenerme de hacer algún comentario.

No se trataba de Gofannon, ni de Llyr; la cabeza y los hombros de Llew emergían del lago.

Al cabo de un rato, Gofannon, con su voz que resonaba como un trueno en el montículo, dijo:

Este bosque está consagrado a Gofannon.

-EresGofannon -repusecon tono tranquilo, aunque estaba temblando por dentro.