Persona que guía los cantos litúrgicos en una sinagoga.
1Y un buen día se presentaron ante el hazán, el jefe de la escuela-sinagoga.
2Hazán Bajá tuvo su dinero, y fray Juan Gil, su cautivo.
3Afortunadamente, el bey Hazán Bajá acabó perdonando a nuestro escritor.
4Pero Hazán Bajá no se conformó con un solo culpable.
5Respondiéronle que era de Hazán Bajá, virrey de Chipre.
6En esto, vino el guardián de los cautivos cristianos de Hazán, y llevó consigo a Ricardo.
7Y vosotros, traidores soldados de Hazán, ¿qué demonio os ha movido a acometer tan grande insulto?
8Empero Hazán Bajá, que estaba de parecer de no dejarla, aunque aventurase en ello la vida, dijo:
9Asombrado ante tal noticia, Hazán mandó que le llevaran a Cervantes; quería conocer personalmente a un cautivo tan temerario.
10-Peroquizá los nietos de nuestros nietos puedan recuperarla-replicó Hazán Humey, el forjador.
11Mahamut hizo que entrase con él Ricardo, que, por ser esclavo de Hazán, no se le impidió la entrada.
12La misma suerte cupo a Hazán de Santa Cruz y a todos los elches o cristianos apóstatas convertidos al islam.
13Y eso durante el mandato del bey Hazán, que tenía fama de ser uno de los más crueles de Argel.
14De nuevo, otra carrera al puerto, a buscar a Hazán Bajá para entregarle todo su oro, antes de que zarpase.
15"Mis ideas, desagradecido y presuntuoso jovencito (clamó el hazán atropelladamente) nacen de la ley.
16Pero fracasa: la población, que no guardaba buen recuerdo del gobierno despótico de Muley Hazán, vuelve la espalda a la dinastía nazarí.