El hermoso mancebo permanecía detrás del anciano y miraba amable a Traugott.

A veces un hombre pensaba cada vez más en un hermoso mancebo.

Como es natural, al hermoso mancebo no le llegaba la camisa al cuerpo.

Pero forma parte de la danza erótica que bailan él y el hermoso mancebo:

Ahora he de decir que era muy hermoso mancebo.

El hermoso mancebo protesta, mas su corazón está libre.

Aschenbach, cómodamente hundido en un sillón y con el hermoso mancebo ante sus ojos, esperaba también.

LUNA: -Pero¿quién será ese hermoso mancebo y qué querrá decir con esas palabras que yo no comprendo?

En un momento dado era repulsiva y bestial, y al siguiente se convertía en la de un hermoso mancebo.

Me di cuenta de que había tropezado con el orgullo español y la intolerancia política reunidos en aquel hermoso mancebo.

Y a vuestro lado, un hermoso mancebo exclamaba, revolviendo los ojos lánguidos y moviendo los brazos, llenos de brazaletes de oro:

Han quedado como deslumbradas con la aparición del cuerpo fino y desnudo de aquel hermoso mancebo de piel rubia como la miel.

No el hermoso mancebo habitual, cuyo armonioso cuerpo parece posando para el escultor; sino un haz de músculos torturados, recordando una cepa o un olivo.

Pero nadie contestó, pues todos tenían los ojos y la atención clavados en el papagayo y en el hermoso mancebo indio que lo había traído.

Gordo y estúpido, y también avejentado, fruto de demasiadas buenas cenas y hermosos mancebos.

Era un hermosísimo mancebo, vestido con una blanca túnica escandinava, manchada de sangre por muchos puntos.