Este último era hombreavieso y muy sagaz, ya viejo.
2
Por lo que he oído, era un hombreavieso.
3
Todo ello le reveló un hombreavieso, de impulsos fingidos, pero mucho más frío de lo que aparentaba.
4
Un hombre bueno se convierte en grande, como Carlomagno, y un hombreavieso puede transformarse en un monstruo, como Hitler.
5
Este era un hombreavieso y de poca confianza de don Lope, quien lo consideraba en muy poco y menos ley le tenía.
6
En segundo lugar, se oponía a la opinión general porque, pese a tantas oportunidades para ser lo contrario, se había convertido en un hombreavieso.
7
Hombresaviesos se me acercaban para preguntarme si quería comprar un chaleco antibalas, si necesitaba un coche, si quería cambiar moneda, si quería comprar información.