Hoy, en cambio, solo podía contar con un muchachito descarado y lenguaraz.

Era un hombre inverecundo y lenguaraz al que gustaba repetir cuanto oía.

Debimos recurrir a un lenguaraz ya que los gestos en nada colaboraron.

También han desaparecido unos viajeros que llevaban baqueanos, escolta y hasta lenguaraz.

Una sonrisa de satisfacción se pintó en el rostro del lenguaraz valentón.

Al rato comíamos, y Mora; mi lenguaraz, nos entretenía contándonos sus aventuras.

Sally siempre fue exuberante, aficionada a interminables peroratas seudoliterarias, osada y lenguaraz.

Todos miraron al lenguaraz que, algo incómodo, se encogió de hombros, diciendo:

Como de costumbre, Long era el más borracho y el más lenguaraz.

Excesivo, bebedor, lenguaraz, mujeriego, también sabía dar muestras de una gran lucidez.

Ramón había ido enumerando las palabras anteriores, sin necesidad de lenguaraz, pronunciándolas correctamente.

Como no había lenguaraz no hablábamos sino una que otra palabra.

No se trataba de cortesía sino de que era lenguaraz: hablaba y hablaba.

Tanto apuro desbocado y lenguaraz fue castigado duramente por los hechos que sobrevinieron.

Las niñas comenzaban a censurar aquella conducta y hasta había lenguaraz que exclamara:

El trabajo del lenguaraz es ímprobo en el parlamento más insignificante.