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Si quieres martas cebellinas no te queda más remedió que comprárnoslas a nosotros.
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Antes, cuando los bosques cubrían el valle del Kusún, aquí había muchas martas cebellinas.
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Su primera escopeta fue de mecha y pagó por ella 30 martas cebellinas selectas.
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Semejante a un espectro nocturno, Myriam entró, vestida con un manto guarnecido de martas cebellinas.
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Trajes de seda y de brocado, mantos bordados de martas cebellinas, velos, sandalias deliciosamente bordadas.
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Para averiguar la cantidad de martas cebellinas atrapadas, los chinos a menudo recurrían a la tortura.
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Dos visones americanos por dos martas cebellinas rusas.
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Yo alimentaba aquella caldera con sedas y martas cebellinas, telas bordadas de oro y cueros flexibles.
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Me dedico a vender objetos de caza, hago redes para atrapar martas cebellinas, ardillas y urogallos.
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Había una llena de pieles de raposa, y aseguraban eran más estimadas que las martas cebellinas.
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Una capa de martas cebellinas, por ejemplo.
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Los visones y las martas cebellinas se estaban extinguiendo en las provincias occidentales de la Unión Soviética.
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Pero la mujer de las martas cebellinas iba ya dando la vuelta a la mesa como una sonámbula.
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Cuando Mela llegó, restregándose los ojos y bostezando, encontró a Julia apretando furiosamente su hermosa estola de martas cebellinas.
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Uno de ellos era negro y liso como el de las martas cebellinas; era del cabello de Katie Pine.
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Por el camino nos topábamos por doquier con cabañas de caza y trampas de los chinos para las martas cebellinas.
