El conjunto del monacatoegipcio tenía aún muy pocas cosas en común con la vida claustral de tiempos posteriores.
2
Desde mediados del siglo IV, los católicos de los demás países empezaron a interesarse en medida creciente por el monacatoegipcio.
3
Sin embargo, el monacatoegipcio no surgió "espontáneamente", sino por obra de hombres que con toda conciencia le imprimieron el cuño de su propia personalidad.