1
Abrí el libro delante de él y señalé a la mujer esquelética.
2
Una mujer esquelética, con una enmarañada cabellera blanca, se acercó a nosotros.
3
En realidad, no esperaba mucho de esta mujer esquelética, pero quiso demostrarle apego.
4
Su madre es una mujer esquelética, encogida y reseca como una ciruela pasa.
5
Una mujer esquelética, de tez impecablemente blanca, señaló hacia el interior de la gruta.
6
La abrió y encontró a una mujer esquelética, vestida con harapos, que le resultaba familiar.
7
Una mujer esquelética con una piel blanca inmaculada señaló hacia una de las salas interiores.
8
Solo entonces comprendió que aquel cuadro cubista de una mujer esquelética y harapienta era un autorretrato.
9
La mujer esquelética salió del primero de ellos.
10
Allí solo había un par de adolescentes y una mujer esquelética de mediana edad y gesto huraño.
11
La mujer esquelética no volvió a mirarlo.
12
Una mujer esquelética me cogió la mano y comunicó el más horrible de los fríos a mis nervios.
13
Una mujer esquelética, vestida de negro, cruzó corriendo el amplio salón que estaba al final de la escalera.
14
La mujer esquelética y el niño, que se deshacían en un efusivo agradecimiento, salieron de la sala por indicación del personal.
15
Al fondo de la habitación, pegada a la pared, la mujer esquelética seguía muy quieta y con el niño en brazos.
16
Rodeada de estas imágenes, una mujer esquelética dormía con la boca abierta y un rosario de perlas enrollado en sus dedos.
