1Ah, cuánto gozo y contento se me representó con aquella tropa ninfea.
2Había un estanque en el que flotaban redondas hojas de ninfea.
3Al llegar a la superficie saltó sobre una hoja de ninfea y se sentó en el centro.
4Aquí y allá, en la superficie, enrojecía como uña fresa una flor de ninfea escarlata con los bordes blancos.
5El agua era inmensa, no se veía su fin, y el sol solo era un fuego grande como la hoja de una ninfea.
6En un laberinto flotan sobre el agua la ninfea, y el nelumbio rosado del Indostán, y el loto del río Nilo, que parece una lira.
7Pero, de todas formas, en la persona, el pensamiento no es perceptible hasta que se difunde en esa corola del rostro, abierta como una ninfea.
8Luego levanta al viejo y lo traslada al estanque de las ninfeas.
9Bajo el agua, entre los troncos de las ninfeas, pasaban lentas carpas, grises.
10Oí hablar continuamente de hinojos y mastuerzos, rudas y ninfeas, estramonios y ruibarbos.
11El cielo entero, vibrando como un lago, agitaba algas, ninfeas y cañas pálidas.
12Algún árbol, de refilón, un poco de cielo, quizá, pero en esencia: agua y ninfeas.
13Objetivos de 50 mm lanzados en picado como retínicos kamikazes contra las flotas de ninfeas huidizas.
14Las sagitarias con largos pistilos en flecha y las ninfeas bien rosadas, cubiertas de vello oscuro.
15Lo encontré en el estanque de las ninfeas.
16Llevaba un vestido blanco y, cosa extraña, tenía puesta en la cabeza una corona de ninfeas.