Sabed, pues, que asesinó con saña y alevosía a un níscalo indefenso.

La abuelita tuvo que viajar ocho kilómetros en autobús por culpa del níscalo.

Nada le sabía mejor que la Cantharellus, ni siquiera el níscalo.

Escala un níscalo y pisa con gusto su mullida carne.

Curioso, pero irrelevante, y nada que hiciera referencia al níscalo.

Como también sé que no vamos a encontrar ni un níscalo ni un parasol.

Alejandro miró bajo su trasero y vio un enorme níscalo.

Porque, por ejemplo, ¿cómo era posible confundir el níscalo?

A estas alturas ya había olvidado lo del níscalo.

Están todas aquí: el níscalo, el champiñón y todas.

Aparta con el bastón la capa de pinocha seca y descubre níscalos.

Servían los espárragos verdes y blancos con níscalos y fondue de trufas.

Tostar el pan, recubrir con los champiñones, los níscalos y el perejil.

Pero quienes más abundaban eran los níscalos, de todas las especies y tamaños.

Los ejemplares se parecen mucho a los níscalos cuando están frescos.

Clasificaban plantas silvestres y si había llovido temprano buscaban níscalos o cogían moras.