Sus ceños la hacen parecer un querubín irritado.

Era una criatura preciosa, con unos rizos rubios y unos ojos azules que la hacían parecer un querubín.

Una nariz larga y contundente que le daba un aire animal, a veces conmovedor, a veces sagaz, le salvaba de parecer un querubín.

Reconócelo, el padrino de las películas a su lado parece un querubín.

Parecía un querubín de una pintura europea, pensó, un angelito del cielo.

Parecía un querubín llegado a la mediana edad en un camping de caravanas.

Parece un querubín con esos cabellos rubios y los ojos relucientes.

Cuando se soltó la larga melena rubia, parecía un querubín de formas exuberantes-

Con su cara redonda de mejillas sonrosadas, parecía un querubín alopécico.

Parecía un querubín vivo, aunque los ojos eran poco angélicos.

Hacía pucheros como un niño y parecía un querubín sucio.

Mike, con sus ojos color miel y su pelo rubio envejecido, parecía un querubín renacentista.

Hugo parecía un querubín, era un niño guapísimo.

Parecía un querubín caído en una cloaca.

Parecía un querubín con los carrillos hinchados.

Pero Ingela, con sus mofletes y sus rizos dorados, parecía un querubín, incluso cuando fruncía el ceño.