Había en la Colonia una mujer que se llamaba Thorbjorg; era profetisa y la conocían con el nombre de la PequeñaSibila.
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Le hizo un asentimiento a Gudrid y esta regresó silenciosamente al borde del gentío de espectadores y se volvió hacia la PequeñaSibila.
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Mi madre adoptiva habría sido una sacerdotisa de las Antiguas Costumbres ciertamente notable si hubiese preferido estudiar a las órdenes de la PequeñaSibila.