1
Llevaba perfume de nardo, mucho más insinuante que el de las guardianas.
2
Un espeso perfume de nardo de Palmira le llegaba hasta su nariz.
3
El intenso perfume de nardo me quitó las últimas fuerzas que me quedaban.
4
Cuando entré en su regia alcoba, un etéreo perfume de nardo me envolvió.
5
Y lo único que podía oler yo era perfume de nardo.
6
Olía a perfume de nardo y estaba impoluto.
7
Y el perfume de nardo decadente
8
Adquirió, por lo tanto, un frasco de perfume de nardo y con él ungió los pies del Maestro.
9
El perfume de nardo se desvaneció por completo, menos en la memoria de Oriol y en la de Jacinto.
10
Mientras Marta servía la cena, María tomó perfume de nardo y le ungió a Jesús los pies y enjugó su cabellera.
11
Cuando el rey se dirigió al centro de la estancia para hablar del asalto, pude oler cómo apestaba a perfume de nardo.
12
Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos.
13
María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera.
14
Aquella María que entró en la sala con una libra de perfume de nardo, ¿era la misma pecadora que había regado sus pies con lágrimas?
15
Si la hubieses tocado, habrías tocado una herida... Y ella habría derramado un frasco de perfume de nardo sobre tu sepultura...
16
Quizá falta algún pequeño detalle; solo con un perfume de nardo, una mujer y un hombre, escribieron los evangelistas la historia de una pasión...
