Le complació comprobar que sus dedos seguían firmes mientras manipulaba el papel.

A pesar de las convulsiones, los clavos seguían firmes en su sitio.

Las manos de Amelia seguían firmes, la voz no le había temblado.

En cada reborde, las paredes parecían irse a derrumbar, pero seguían firmes.

Cambalache se paró debajo del manzano; los soldados seguían firmes en la formación.

Algunos caían, pero los demás seguían firmes en su puesto con nuevos bríos.

Los indicadores seguían firmes, todavía en la banda segura de todas las funciones.

Las manos seguían firmes en sus muslos; toda resistencia era inútil.

Aun así, seguían firmes en que, antes o después, me casaría con él.

Las manos de Luis seguían firmes cuando dieron toda la amplitud al retractor.

Los labios de Boyd seguían firmes, pero ya no estaban frescos.

Y sus manos seguían firmes por encima del vulnerable pecho de sus compañeros.

Sin embargo, los ojos, clareados por la edad, seguían firmes y serenos, plantando batalla.

Las ovejas seguían firmes, espaciadas por la carretera y bloqueando cualquier lugar de paso.

Lo más sorprendente fue comprobar que las suyas seguían firmes.

Los Casacas Verdes seguían firmes y Nobul admiró su disciplina.