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Arthur Pym era un singular personaje, siempre ávido de lanzarse a aventuras.
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Philip, cuyo cerebro se hallaba siempre ávido de novedades, se mostró muy devoto.
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Pero volvamos al sentido común popular, siempre ávido de certezas.
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Inaprensible, siempre ávido de reconocimiento, Pietro no podía dejar de
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Thibor estaba siempre ávido de sangre, y Janos simplemente ávido.
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A diferencia del siempre ávido de publicidad Zeljko Arkan Raznatovic, Zilic aborrecía que lo fotografiasen.
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Menuda hembra, pensó, siempre ávido de saborear el placer que le proporcionaban las mujeres hermosas.
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Era del ogro, del jefe, del mandamás, del siempre ávido de noticias interesantes: Miky Grogan.
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Y el público chino, siempre ávido de Fórmula 1, se quedó con ganas de más.
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A sus sesenta y ocho años cumplidos, el abate, siempre ávido de acción, acepta el ofrecimiento.
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Gracias a esa industria, el siempre ávido
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No solamente el populacho romano, siempre ávido de alegría y de emociones, se había dado cita allí.
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Y Wriothesley, siempre ávido de atención y conociendo la forma de llegar al corazón del rey, añadió:
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Un pueblo insular es siempre ávido y codicioso, porque, cuando se multiplica, busca sitios por donde extenderse.
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Pero era tu nieto quien me arrastraba a ellas, siempre ávido por mostrarme el último de sus hallazgos.
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Descubre el orgullo humilde de saberte siempre ávido de saber más, y de procurarlo con amor y afición.
