Dibujó una sonrisa arrobada, complacida con el ágil movimiento de las alas.

Volvió a pararse muy firme delante de Ana y le lanzó una sonrisa arrobada.

El rey-alce le muestra los dientes en una sonrisa arrobada.

Pero no podía suprimir la sonrisa arrobada de sus labios y el entusiasmo de sus ojos.

En su rostro apareció una sonrisa arrobada.

Ferri exhibe una sonrisa arrobada y esa mirada que el populacho define con brutalidad como de cordero degollado.

Tulio esbozó una sonrisa arrobada.

En esa fotografía, estábamos de vacaciones, y lo miro con una sonrisa arrobada mientras me cuelgo de su brazo.

Y Barrolo, con una sonrisa arrobada, surgió entre los dos amigos, a los que enlazó cariñosamente por la cintura:

Apenas Royan lo miró, una sonrisa arrobada asomó en su rostro de idiota; inclinó la cabeza y se estremeció con deliciosa timidez.

En sus labios había una sonrisa arrobada, y una y otra vez se detenía para observar sus uñas, que se iban afilando cada vez más.