Y aquel acento de Merseyside no siempre resultaba tan campechano como pretendía.

Ese gordinflón tan campechano, que tenía un apodo tan cariñoso, el Gatito.

Sonaba tenso, no tan campechano y seguro de sí mismo como Rebecca recordaba.

Ahí donde lo ve tan campechano, tiene muy mala leche.

Me pareció tan campechano que incluso le pregunté qué le había pasado en la pierna.

Ah, y sin tener que ser tan campechano.

Son los problemas de ser tan campechano.

Bertrand Sinal, el médico que se postula a las elecciones, es tan campechano como un cubano más.

Era imposible no simpatizar con un hombre tan campechano, tan poco interesado en la posición o el rango.

Bobby salió a recibirme, tan campechano como siempre, con un lustroso traje de seda y una corbata fina.

Intuimos que ese diplomático tan campechano y dado con nosotros, era tal vez corto de genio con los extranjeros.

Era tan campechano y tan directo que nadie del entorno de Freddie era capaz de entender qué veía en él.

El señor Archer estaba tan ... tan vivo ayer por la tarde, tan ... tangible, tan campechano...

Sonríe, se le arruga el rostro, sus ojos casi se cierran cuando sube las mejillas al sonreír tan campechano como siempre.

Luego hizo las presentaciones y el director, tan campechano, que no le dijese señor Silva, sino don Lucho, como le dicen todos.

Entró tan campechano, tan dueño de sí, con un bastón que le servía para ascender la cuesta de acceso a la torre.