Cuando su poseedor haya de ceñirlo en la Misa Pontifical debe ser un subdiácono con túnica quien se lo presente, cubierto con el velohumeral.
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La niebla, cual velohumeral, se apartó, y creí ver en aquellos hombres a los espectros de los antepasados, que vagan en busca de venganza.
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Abundaban los ornamentos: casullas, por supuesto, enriquecidas con bordados de oro; innumerables capas pluviales, dalmáticas, veloshumerales y túnicas siempre que era posible.