1
Al final, mi vieja portera ya es que no podía decir nada.
2
La portera, la vieja portera de entonces, aún estaba en la portería.
3
Y la vieja portera entró en la celda con paso inseguro.
4
La vieja portera abrió la puerta y se marchó sin mirarlos.
5
La vieja portera se había apresurado a cumplir todas las órdenes de León Rolland.
6
La vieja portera de la casa donde vivía las pintaba.
7
Subió algunos peldaños y se dio de manos a boca con la vieja portera.
8
Solo una vieja portera apaleada por su marido puede tener el alma tan negra.
9
La vieja portera nos saludaba sonriente ya desde lejos.
10
No había acudido allí protegido por una capucha prestada para ser detenido por una vieja portera.
11
Lloraba hasta nuestra vieja portera del TSEKUBU.
12
Su vieja portera, la única sirvienta que tuviera, ya no le subiría más el café por la mañana.
13
No se detuvo en el portalón, donde la vieja portera refería a un corro de vecinos el acontecimiento del día.
14
Entusiasmada por aquella promesa, la vieja portera bajó las escaleras con toda la rapidez que le prestaron sus temblorosas piernas.
15
Cuando llegaron a casa, la vieja portera salió de su cuchitril tambaleándose y les estrechó la mano a los dos.
16
Di la vuelta hasta la puerta de detrás, entregué la nota a la vieja portera y le dije que esperaba respuesta.
