La violencia de pareja, violencia conyugal o violencia marital, en conjunto con el maltrato infantil, el maltrato a personas en situación de salud mental, el maltrato a personas de la tercera edad y la violencia entre hermanos es una de las formas más recurrentes de violencia intrafamiliar, y aunque diversos autores indican que este tipo de violencia en general es un término aplicado a aquellas acciones coercitivas de alguien hacia su pareja —debido a que es el tipo de violencia es más representativo dentro de la violencia de pareja; sea ésta una mujer o un hombre en el caso de heterosexual o al mismo género en el caso homosexual—, en realidad este es un fenómeno psicosocial que afecta a ambos sexos, siendo probable que muchas investigaciones aplicadas al tema estén influenciadas por el número mayor de denuncias provenientes de mujeres, o bien, porque al consultar la prevalencia de violencia de pareja en sondeos, dicha información es omitida por parte de los encuestados/as. Este tipo de violencia incluye todas aquellas formas de abuso que tienen lugar en las relaciones de quienes sostienen o han sostenido un vínculo afectivo relativamente estable, e incluye aquel dirigido a la mujer, hacia el hombre o aquellos en que la violencia es cruzada o recíproca. Así, se puede indicar que: La violencia de pareja debe diferenciarse de lo que se entiende como violencia de género, toda vez que esta se sitúa en el tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género, abarcando por lo tanto, también a parte de la primera.
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