Quien sea boticario por naturaleza, mal aprenderá a herrar caballos o a ser albardero.
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Y contó las costumbres del albardero, todas las tardes, desde temprano hasta el anochecer.
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Pero un tormento martirizaba siempre el corazón del albardero.
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Félix Marco Laina, el albardero a quien decían el Rata, murió en 1970; descanse en paz.
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Tenía ya dos chicos del Simeón, aquel leonés albardero que luego puso un gran establecimiento en Vigo.
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Comenzó Llamoso con un punzón albardero, con el que dio diez o doce golpes a doña Inés sin matarla.
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Pasó Farinacci, y el albañil y el albardero tuvieron que estar un par de días en la cámara de seguridad.
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Vimos que sacaban al Zamorano, el albardero, herido, que se le veía la sangre en la cara; toda llena de sangre.
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No es preciso hablar del albardero, de Costa, de Coelho, de Martín Brito y de los otros, especialmente nombrados en este escrito.
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Eso lo sabe cualquier juez de pacotilla o albardero de campaña atracado de fórmulas "éticas" en las que no creen.
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A Maese Pietrochiodo, albardero y carpintero, se le encargó construir la horca: era un trabajador serio e inteligente, que ponía interés en su trabajo.
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O él no conocía todas las costumbres del albardero, o interrogando a Crispín quiso nada más que confirmar alguna información incierta o una sospecha vaga.
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Y ese albardero negro, ¿en qué valle nubio o reino boscoso poblado de leones en el Alto Nilo o en Etiopía vivían sus ancestros entonces?
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Los albarderos se arrodillaron detrás de sus armas.
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Elmo, toma algunos buenos albarderos y ballesteros.
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Alguien había depositado un ramo de rosas albarderas de color rojo oscuro a los pies de la imagen.