Aun así, habría que pagar reparaciones inmensas a los bóeres del Transvaal.

Ni los propios bóeres conocen tanto el país del Veld.

Las derrotas en la guerra surafricana ante los colonos bóeres cobraban proporciones de calamidad nacional.

Muchos bóeres habían creído que la guerra era el momento de ajustar cuentas con los británicos.

Sirvió con el ejército británico contra los bóeres.

Unos 25.000 soldados bóeres fueron deportados fuera del país como prisioneros de guerra.

Los bóeres no habían seguido buscándole.

Allí se enfrentaron a los bóeres, pues se trata de su ciudad, y les dieron una buena paliza.

Ustedes... también lo hicieron los bóeres.

Y era precisamente en la guerra de los bóeres, donde tenía a su más fiel seguidor, el general Kitchener.

Kenneth Kaunda, presidente de Zambia, sucumbió a la presión de los bóeres y expulsó al RENAMO de su país.

Llegaron a treinta kilómetros de Johannesburgo antes de que la fuerzas bóeres los vencieran y capturasen, obligándolos a rendirse.

Y no olvides los bóeres.

Los bóeres nunca lo harían.

Hasta donde ellos sabían, había tenido un gran problema con los bóeres, quienes no podían enterarse de que había vuelto.

Lo mismo con los elefantes, porque los bóeres eran pobres y el marfil daba mucho dinero, así que los mataron.