1Un día los del comité recomendaron a Nabor para la dolencia un sancocho de catay.
2Abrió carreteras, y Europa entró en contacto con las artes de Catay.
3El paso por tierra a Catay se cerró entonces para los europeos.
4Evidentemente, no Cipango o Catay, es decir, todavía no el Extremo Oriente.
5Nadie sabía nada cierto sobre Catay y Cipango, el actual Extremo Oriente.
6Habían estado unidos brevemente antes, bajo los monarcas Hiungnu, que asolaron Catay.
7La conquista de Rusia por los tártaros abrió la ruta de Catay.
8Ya habéis oído hablar de las riquezas del Japón y de Catay.
9Cruzando las increíblemente glaciales montañas del Tíbet, Pedro había llegado a Catay.
10Aunque sí hemos oído decir que en Catay la gente va vestida.
11Del grupo solo faltábamos Wei de Catay, Antíbrota de Escitia, y yo.
12Por mi pluma, Chaves y el rey conocerán la verdad sobre Catay.
13Volvió la espalda y se alejó, debía preparar el viaje a Catay.
14Mira... alghalingho pesto, procede de Catay, me la dio un sabio árabe.
15De muchas y diversas islas que están alderredor de la isla de Catay
16Para los hombres de Catay tales delicadezas son el mejor ejemplo de feminidad.