Su mente se instaló en la cena, en su copiosidad y potencia.

Media hora más tarde, desayunó con la copiosidad acostumbrada cuando disponía de tiempo.

Dibben, por su parte, se aliviaba con copiosidad, incluso tempestuosamente.

Él cumplió con embarazosa copiosidad las instrucciones conminatorias de Gloria.

Esta copiosidad de vida distaba mucho, pero mucho, del silencio de los cuerpos muertos.

Vemos así y sobre todo olemos, aunque con repugnancia, que sudan con tanta copiosidad como fetidez.

La plenitud sensorial, la copiosidad, los abundantes -superabundantes -detallesde la vida, que constituyen la rapsodia.

Gray comía abundantemente para saciar su enorme corpachón, y no era raro que libase con excesiva copiosidad.

El criado golpeado aún tenía la mano en los labios, comprobando la copiosidad de la sangre que bullía.

Sollozó de felicidad, y sus lágrimas fluyeron con la misma copiosidad que las de san Francisco en su día.

A su lado estaba el comisario Bengt Olsson, pulcramente ataviado con el uniforme, y los dos sudaban ya con copiosidad.

Ni me importa ahora ya nada a mí la copiosidad y exquisitez en el comer, ni me preocupo del traje.

Dos peluqueras le tasaron la melena por los centímetros que exhibía, la copiosidad y especialmente por lo bien cuidada que estaba.

Jamás había visto Magdalena novia alguna besada con mayor diligencia y copiosidad ni que saliera del encuentro más desgreñada y satisfecha.

Brota un dolor pulsante: comienza como una presión, como una copiosidad de metal en el estómago, se convierte en una dolorosa monstruosidad.

Alegría y dicha por tener la capacidad de soportar su descomunal presencia, su horadar incesante, su hinchazón y la copiosidad de su escanciado.