La de ciervo no goza de mucho favor como alimento por su excesiva crasitud.
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La negra reapareció ocupando completamente el hueco de la puerta con su desbordante crasitud.
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Siguió los senderos en ángulo recto con dignificada crasitud: sus huesos estaban orgullosos de estar vivos.
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Se restregó el mentón y frunció el ceño al notar la crasitud que tenía en el cutis.
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Ahora, sin ser esbelto, su crasitud interior estaba empezando a derretirse y su suave piel morena a relajarse.
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El carcamal diplomático esparcía sobre la fatigada crasitud de sus labios una sonrisa lenta y maligna, abobada y amable.
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El Magistral miró al beneficiado sin sonreír, pinchándole con aquellas agujas que tenía entre la blanda crasitud de los ojos.
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A semejante mastodonte no faltaban dignidad ni donaire; antes al contrario, su crasitud cuadrilonga le daba cierto aspecto cesáreo y dictatorial.
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Varón casto basta por apocamiento, por crasitud y pereza corporal, espantose de los alaridos que le rodeaban de imágenes de lujuria.
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La ciencia, al avanzar sobre el territorio de la crasitud, contribuyó sin duda a ubicar en sus escalafones infinidad de fenómenos con veleidades de prodigio.
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La crasitud y el tono gris de la miseria habían desaparecido de su piel, que aparecía linfática, pero suave y ligeramente rosada aún del estregón.
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Sin esta salsa, quizás aquellas crasitudes dulzonas y sin temple me habrían empalagado más pronto.
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¡Qué insensible crasitud y cuan grosera enjundia, y qué gentes sin entrañas demostraban ser!
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La de ciervo no goza de mucho favor como alimento por su excesiva crasitud.
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La negra reapareció ocupando completamente el hueco de la puerta con su desbordante crasitud.
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Siguió los senderos en ángulo recto con dignificada crasitud: sus huesos estaban orgullosos de estar vivos.