En dicho salón se hallaban tres violinistas, que estaban preparando sus atriles.

Se subía a dicho salón por la escalinata de Juan Bullant.

Una parte de dicho salón había sido transformada en un cuarto oscuro fotográfico.

Blanche Rosen, la esposa de A. J., se hallaba a la entrada de dicho salón.

Llegamos, por fin, a dicho salón, que era largó, abovedado y construido con sillarejos de piedra.

Nos dirigimos hacia dicho salón el general Iván Jiménez Sánchez, algunos oficiales generales y almirantes y yo.

Así pues, se reunieron en dicho salón.

Después de trasponer dicho salón, se encontraba un magnífico gabinete amueblado con mesas y armarios, imitación de Boulle.

Dejó Juan Pedro la prensa sobre la mesa y se dirigió a dicho salón, aguardando la llegada del jefe de recepción.

En dicho salón había una nevera con agua, refrescos y bebidas alcohólicas, de las que los pasajeros pensaban prescindir por el momento.

Al dormitorio de las dos señoritas se llegaba desde dicho salón por una cómoda puertecita que solo se abría cuando la empujaba alguien muy fuerte.

Dicho salón de actos tiene un aforo de 200 personas.

Dicho salón utilizado para diferentes actividades tuvo un costo de restauración por arriba de los Q85 mil.

Culeid protestó (él fue uno de los primeros incorporados en dicho Salón) y todos los periódicos recogieron sus declaraciones.

En dichos salones había sillas tapizadas dispuestas como para una gran reunión, con escudos de armas e inscripciones talladas en los respaldos.

Como nadie podía ver dichos salones, se hablaba de ellos como de un lugar abominable, cubierto por el Pinturicchio de pinturas lascivas.