1
Joao creyó escuchar aquellas palabras como un eco lejano, acabando por reconocerlas.
2
Bonaparte escuchó aquellas palabras como si fueran un eco lejano y familiar.
3
Desde el fondo llegó el eco lejano de la voz del nieto:
4
Al caer la tarde oyó el eco lejano, amortiguado, de varios disparos.
5
Las voces de su discusión produjeron un eco lejano en el pasillo.
6
Las palabras de Bernard resonaban en su mente en un eco lejano.
7
La cabeza le daba vueltas; sus palabras le parecían un eco lejano.
8
En aquel momento llegó hasta ellos el eco lejano de una sardana.
9
Los graznidos de las aves en los acantilados formaban un eco lejano.
10
Algo como un eco lejano advirtiéndole que Kayún-Piel-de-Marlo no era el indicado.
11
Incluso ahora, sentada allí, atrapada, sentía el eco lejano de la alegría.
12
Los oía sin prestarles atención, eran un eco lejano, ajenos a ella.
13
Después, con voz poderosa, que fue repetida por un eco lejano, gritó:
14
Los vítores de la multitud pronto se convirtieron en un eco lejano.
15
Apenas se oía, como un eco lejano, el ruido del tránsito nocturno.
16
Se oyó el eco lejano de una risa y luego, el silencio.
