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Significats de encontrar parangón en espanyol

Encara no tenim significats per a "encontrar parangón".
Ús de encontrar parangón en espanyol
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Es difícil encontrar parangón al absurdo de mantener cirujanos que sobrepasan los 80 años, trabajando y con el respectivo aumento anual.
Diario co latino
2
En estos campos solo encontramos parangón en figuras como Buda o Jesucristo.
La hermandad
3
Posiblemente su habilidad como jinete no encuentre parangón en el mundo.
A la sombra del ombú
4
Su poder y determinación solo encontraban parangón en su fanatismo y su carácter intransigente.
Lucha contra la oscuridad
5
El ahínco en defender el empleo existente no encuentra parangón y es virtuoso... pero no basta.
Página|12
6
Se llamaba Henry Holmes, y su depravación y su modus operandi todavía no han encontrado parangón.
Perfiles Criminales
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El refinado pulido y las impecables proporciones de la cerámica que fabricaba su amiga no encontraban parangón.
El último anasazi
8
Y es justamente el asunto de su ambición lo que no encuentra parangón con ninguna otra figura pública.
La nación
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Es la Alemania cuya lengua conserva el espíritu filosófico, en una forma que solo en Grecia encuentra parangón.
Un maestro de Alemania
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En su dedicación había una intensidad, una totalidad de autosacrificio no romántico que difícilmente encontraba parangón en Occidente.
La era del Capital
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Algo que no encuentra parangón en ninguna otra sociedad civilizada y democrática del mundo y que es fácilmente demostrable.
El país
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Tendríais que visitar Venecia, Génova o Nápoles y ni allí encontraríais parangón semejante en cuanto a privilegios se refiere.
Te daré la tierra
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Ya que, aunque pocos, católicos e inofensivos, la animadversión que el pueblo profesa a los agotes no encuentra parangón.
Minorías malditas
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Y sobre todo me ama tanto que solo encuentra parangón en el amor que yo le consagro para siempre.
El arpista ciego
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Y es que la ceguera, zafiedad y verborrea de los caudillos de la América heredada de España no encuentra parangón.
Los mellizos de Nápoles
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Para el sargento Walter Bowsher, que observaba maniatado e indefenso, aquel momento demoledor jamás encontraría parangón en las seis décadas siguientes.
Después de Pearl Harbor
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